Se enciende, dentro de tu
cabeza, como las luces de neón en una feria.
Viene repentinamente,
corriendo un maratón dentro de tu mente, dando vueltas entre tus pensamientos…
eliminando todo aquello que alguna vez pensaste como felicidad, mas ahora son
sólo mentiras.
‘La
felicidad no existe’ te repites, dejando que la desesperación y
el desprecio por todo nublen tu juicio;
el cual si antes no era bueno ahora es inestable y peligroso.
Quieres hacerlo… No: Necesitas
hacerlo. La ansiedad te quema, y merma de a poco las ganas de luchar por estar
mejor. En unos minutos, todo pierde sentido y nada tiene solución; así funciona
tu mente, le gusta destruirse de a poco, darte la falsa seguridad que hace más
fácil que pierdas el control y hagas algo estúpido.
Tratas de pensar en otra
cosa, pero a cada segundo que pasa se torna más poderoso; me atrevería a decir
incluso que indispensable.
Pero entonces, en un breve
lapso de lucidez, algo te recuerda que no estás sola. Prometiste no volver a
hacerlo.
Intentas distraerte,
eliminar los pensamientos, tratando que surta efecto a pesar de que entre más
pienses en olvidarlo menos puedas hacerlo. Eres fuerte y lo sabes, no te volverá
a vencer.
No te controla… Ya no.