martes, 30 de octubre de 2012

Ya no



Se enciende, dentro de tu cabeza, como las luces de neón en una feria.

Viene repentinamente, corriendo un maratón dentro de tu mente, dando vueltas entre tus pensamientos… eliminando todo aquello que alguna vez pensaste como felicidad, mas ahora son sólo mentiras.

‘La felicidad no existe’ te repites, dejando que la desesperación y el desprecio  por todo nublen tu juicio; el cual si antes no era bueno ahora es inestable y peligroso.

Quieres hacerlo… No: Necesitas hacerlo. La ansiedad te quema, y merma de a poco las ganas de luchar por estar mejor. En unos minutos, todo pierde sentido y nada tiene solución; así funciona tu mente, le gusta destruirse de a poco, darte la falsa seguridad que hace más fácil que pierdas el control y hagas algo estúpido.

Tratas de pensar en otra cosa, pero a cada segundo que pasa se torna más poderoso; me atrevería a decir incluso que indispensable.

Pero entonces, en un breve lapso de lucidez, algo te recuerda que no estás sola. Prometiste no volver a hacerlo.

Intentas distraerte, eliminar los pensamientos, tratando que surta efecto a pesar de que entre más pienses en olvidarlo menos puedas hacerlo. Eres fuerte y lo sabes, no te volverá a vencer.

No te controla… Ya no.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Máscara



Máscara

Y sonrió, mientras de a poco su disfraz se resquebrajaba.

Estaba bien, sí… bien. Alzó la cabeza, irguió la espalda, levantó los hombros; volvió a sonreír ante el espejo a la par que secaba sus lágrimas. Los minutos pasaron mientras trataba que la sonrisa pareciera natural y el enrojecimiento en sus ojos desapareciera.

Se tragó todo, como siempre hacía, reconstruyendo de a poco esa infalible máscara que la mantuvo segura durante años; poniendo las piezas en su lugar a sabiendas que al siguiente golpe la grietas serían más grandes y los trozos más pequeños.

Pero mientras sonreía, todo estaba bien: Sí… bien.

Tal vez algún día terminaría creyendo en la mentira.

viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Para qué?


¿Para qué aferrarse a algo en un mundo que se desmorona? ¿Para qué creer en algo intangible? ¿Para qué sentir si las emociones te quiebran? ¿Para qué amar si todos te abandonan? ¿Para qué vivir si la vida se termina?

... ¿Para qué?