martes, 31 de marzo de 2009

Placer - Original.


Carta: Oscurismo
Tabla: Sangre, suicidio y muerte / Placer.
Fandom: Original / No sé qué poner aquí.
Advertencias: Escenas de violencia explícita, extirpación de órganos de manera no tan detallada. Sensibles, go home.


Placer.


Sus gritos se ahogaban mientras hundías fieramente el cuchillo en su garganta, proporcionándole una estocada cada vez que intentaba huir.

‘Uno, dos, tres’ contabas mentalmente, sintiendo su débil cuerpecillo retorcerse por el sufrimiento, ‘Cuatro, cinco, seis’; pero a pesar de tantos cortes, aún seguía con vida.

‘Muérete de una buena vez’ —pensaste mientras en un impulso arrancaste sus cuerdas bucales. Una a una salían de su destazada garganta, agitándose como los resortes, con una textura tibia y flexible. Comenzaste a reír cuando la ultima fue arrancada de su cuerpo.

Aún no terminabas, ella debía sufrir al igual que su amante; sin embargo, agonizaría más que ese miserable. No le causarías una muerte rápida como a aquél, no coitarías su pecho y le arrancarías todas las vísceras que tenías a merced: ella merecía algo peor.

Seguiste palpando los restos de su garganta.

Ella tenía los ojos en blanco y la sangre salía a borbotones de sus labios, necesitabas apresurarte o su vida se consumiría mucho antes de que empezara la verdadera diversión. Con una sonrisa de placer introdujiste tu mano por su garganta, llegando a su boca y sujetando su lengua; la estiraste y jugueteando con el cuchillo la cortaste de tajo. No gritó.

Tu rostro se descompuso en una mueca de disgusto al no obtener la reacción deseada, necesitabas verla retorcerse en agonía, que gritara a pesar de no tener con qué emitir sonido alguno, no querías que se convulsionara de manera aburrida… Eso le quitaba la diversión.

Trasladaste el cuchillo a su pecho y rompiste sus ropas. Le sonreías ‘amablemente’ a ese rostro pálido y manchado en sangre, sin importarte que se acabara pronto, realizaste una incisión a la altura de las costillas.

—Ya se volvió aburrido —musitas con somnolencia. Tu juguete no reaccionaba como le decías, salió defectuoso y era mejor destruir la mercancía—, adiós… mi amore.

Clavaste con vehemencia le cuchillo y destrozaste la caja torácica. Te abriste paso entre los huesos astillados y comenzaste a arrancar todo lo que pudieras alcanzar.

‘Pulmones, estómago, hígado, corazón’ uno a uno los órganos vitales fueron extirpados con el sonido de tela rasgándose. La sangre se deslizaba entre tus manos como la misma gloria, causando en ti la reacción que provocaría el vino en un alcohólico, o el crack en un drogadicto.

Placer. Eso te causaba ver la vida de aquella esfumándose entre tus manos… Placer, un pecaminoso sentimiento de satisfacción se extendía por tu cuerpo al vengarte de la que te engañó: Placer, sí. Un placer enfermizo que palpitaba por tu torrente sanguíneo, el deseo de que pagara todas sus faltas, el deseo de que no volviera a burlarse de ti; por ello le arrancaste los labios cuando la vida la abandonó por completo, para que no volviera a sonreír con tal cinismo, para que sus labios fueran tuyos nada más.
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Seh, raro; sin embargo me gustó... ya saben, de 'pastelitos' me alimento :P

sábado, 28 de marzo de 2009

Eremofobia - Original.


Para: Retos ilustrados.
Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.
La soledad te mata.
(Eremofobia)


Los sonidos eran terroríficos.

Incluso el sonido de las ramas golpear contra el cristal te asustaba. No estaba a tu madre, tu hermano había salido con sus amigos, y tu padre… tu padre lo más seguro es que esté revolcándose con otra de sus mujeres.

No había nadie en ese solitario y lúgubre lugar, sólo te encontrabas tú.

Abandonado en la inmensidad de la habitación, con las luces apagadas y una interminable falta de sonidos.

Oh, hermosa soledad que te carcome el alma lentamente. Incentivándote a llegar lentamente a la demencia, asechándote y llenándote de una sensación interminable de vacío… Así se siente la soledad: vacía, seca, muerta. Te quita las ganas de seguir viviendo.

Te llena de ganas de arrancarte los tímpanos, los ojos y cada nervio de tu cuerpo para dejar de sentir. Por eso dicen que la soledad te mata, porque no te deja respirar tranquilo, no te deja dormir… no te deja vivir.
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Y con este relato termino mis fobias :3 Disfruten.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Epistemofobia - Original.


Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.
Epistemofobia.
(Miedo al conocimiento)


Todos canturrearon a coro mientras te rodeaban. Comenzaron a darte palmaditas en la espalda, tirarte de los cabellos y arrojarte cosas.

—El sabiondito —dijeron todos juntos y siguieron dando vueltas como en un carrusel, mareándote y atosigándote con burlas sin fundamento—, nerd, nerd.

Nerd. El más inteligente de la clase, también en más marginado por sus compañeros sin razón aparente. Pero bien sabías que te odiaban por ser un sabelotodo. Esa era la razón por la cual aborrecías estudiar, tener un mísero libro sobre las manos; te aterraba saber más de lo que ya conocías.

Le tenías miedo al conocimiento.

Siempre respondías a las preguntas que te hacía la maestra con una autosuficiencia magistral; pero sabías que te atenías al desprecio y maltrato de los demás alumnos después de clases. Por eso intentabas no pensar, no concebir ningún indicio de nuevos conocimientos, volverte estúpido; más estúpido de lo que eras.

—¡Basta! —gritaste con los ojos inundados en lágrimas. Uno de los niños que estaba a tu alrededor contestó con sorna:

—Además de nerd, cobarde — y te golpeó el rostro. Siempre odiaste ser marginado, odiaste ser inteligente… odiaste el conocimiento.

Y no lo dejarías de hacer, porque el conocimiento sólo llevó desdicha a tu vida.
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Aquí uno de los últimos. Me apuraré para terminar la tabla.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Hamartofobia - Original.


Para: Retos ilustrados.
Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.


Miedo al pecado.


Te postraste ante la imagen de cristo y rezaste con más ímpetu que nunca.

—Por favor, señor —musitaste comenzando a temblar. Habías pecado vilmente, negando el nombre de Dios, blasfemando contra su divinidad y pureza—, perdona mis pecados.

Sí, que los perdone, de otro modo te consumirías en las llamas del infierno eternamente. Le temías al pecado, a la ira de Dios y a la interrupción del descanso eterno que te esperaba en el paraíso. No querías descansar en una tumba cubierta por la nieve y ser olvidado entre sus gélidos y esponjosos copos.

—Padre nuestro que estás en los cielos —musitaste con el rosario entre tus manos y apretando firmemente sus pequeñas piedrillas entre tus dedos. Eras capaz de rezar durante lo que te restaba de vida por tener asegurado el paraíso.

Estúpido y falso, eso es lo que eras. Siempre te inculcaron la religión como una regla, y los pecados eran una blasfemia que no tenía perdón en tu familia. Pecabas y eras azotado por tu padre, pecabas y tu madre te abofeteaba.

El pecado era la perdición del hombre, por ello te purificabas: Te daba pánico y terror recibir el castigo terrenal; pero… ¿Y el castigo divino?

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Sí, no soy buena en estos temas :P

Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Es un fulgor que te hace cegar - Original.



Para: Retos ilustrados.
Carta: Amor.
Tabla: ¿Conoce alguien el amor?
Fandom: Original / Melancolía.
Capítulo1:
Hipocresía.


¿Qué es el amor? Sólo tengo una estúpida respuesta… Es un fulgor que te hace cegar.

Incluso, a pesar de los años lo seguías amando. Te daban ganas de arrancarte el corazón y pisotearlo hasta hacerlo polvo, con la posibilidad de que dejara de latir… que dejara de quemarte cada vez que lo veías.

—No lloraré —te repetiste mientras hacías tus maletas. Te marchabas como la cobarde que eras, sólo que ahora eras una cobarde de diecisiete años, no de catorce. Apretaste firmemente tu gabardina negra, protegiéndote del frío e intentando con esa acción evitar las lágrimas—, el olvido es el mejor amigo de una mujer.

‘Sí, porque me cansé de esperar una respuesta positiva, de amarte como te amo. Ya estoy harta, no quiero sufrir más’

Observaste por última vez tu habitación vacía, antes la ocupabas junto a tu hermana, ahora era sólo un cuarto con dos camas en desuso. Añorabas tu infancia y la despreocupación, no tener que lamentarte por los errores del pasado y no soportar el deseo de cambiar el pasado y amordazarte cuando abriste la boca.

“Sé que es precipitado; pero me gustas” era más que precipitado, era estúpido y tú simplemente te guiaste por tontos presentimientos sin un fundamento sólido. Él era todo un caballero y te rechazó de la manera más cortés posible “Lo sé, que alguien te visite en el salón continuo cada hora no es común en una amiga normal… perdóname; pero no puedo corresponderte: tengo novia, lo lamento. Aún así, prometo que seguiremos siendo amigos”

Amigos.

No podrías ser su amiga nunca más, lo sabías; aún así sonreías tragándote el dolor y aceptando tener solamente su amistad. Eras una hipócrita, nunca llorarías por cosas tan nimias, tampoco te enamorarías nunca más: el amor no es un lujo que pueda darse cualquier persona.

—Esperaré a que el tiempo borre todas las heridas, que elimine mi sufrimiento y tu recuerdo de mi mente —dejaste como un susurro al viento. Te lo prometías firmemente, más hoy que era tu último día en esa escuela, no permitirías que te vieran triste.

Caminaste hasta llegar a la cochera y permitir que tu padre te llevara por última vez a la escuela. Ese día sería perfecto, a pesar de estar rota por dentro no lo demostrarías.

El recorrido no fue muy largo, sólo cinco minutos de tortuoso silencio y desesperación. Te hundiste en reflexiones sobre lo que sucedería: era el último día que lo verías, todos tomaron un camino distinto y lo más probable es que fuera una ruptura limpia, sin dolor y sin lágrimas; sin la necesidad de llorar frente a él y decirle que lo amabas. Ya no eras una niña.

—Ya llegamos —musitó tu padre y te sonrió—, suerte en tu último día.

Sí, con suerte todo sucediera según lo acordado. No llorarías nunca más.

—¡Janelle! —gritaron y tu volteaste con la sonrisa de muñeca de porcelana más realista que encontraste. Pero no era nada realista en tus ojos color café opaco, aquellos orbes que perdieron su peculiar brillo y ahora eran más fríos que el hielo—, apresúrate que hoy es el último día. No quieres perderte de nada.

Sí, querías perderte de todo; pero no porque no desearas despedirte de tus amigos: no deseabas verlo por última vez, querías evitarlo y que el dolor en tu pecho no resultara tan atronador. Tarde. Pasaron por su salón y todo lo que hiciste fue mirar hacia delante, con la frente en alto y evitando cualquier indicio de sufrimiento en tus facciones. Lo odiabas discretamente.

—¡Jane! —saludó tu mejor amiga, perdiendo su expresión alegre cuando observó tu mirada—, olvídalo. Él no te merece.

No, ella estaba errada. no lo merecías, no merecías nada.

—No estoy triste por… él —respondiste con un tono despectivo al pronunciar la última palabra—, estoy triste por tener que abandonar éste lugar.

Mentirosa. Eso eras, una vil mentirosa; experta en manipular a otros con el único propósito de evitar la lástima. Eres buena escuchando, pero mala diciendo tus penas, tragándotelas tú sola.

—Por lo menos asistiremos a la misma facultad —musitó a tu lado. Giraste rápidamente ante su tono melancólico, te sorprendiste ante sus ojos color miel inundados en lágrimas… por más voluble que fueras no podías resistir la presión de ver a alguien llorar.

—Lo lamento —dijiste y la abrazaste. Tus ojos se inundaron en lágrimas tratando de expulsar la frustración en un intento desesperado.

‘El amor no vale la pena. Si lo vives sufres, si no lo tienes te ahogas en pena, entonces… ¿Cuál es la opción correcta?, ¿ignorarlo o abrirle las puertas de tu corazón?
Es una duda existencia; sin embargo, espero de todo corazón no tener que elegir un camino en especial, no cuando ambas opciones son igualmente tentadoras. Por el momento sólo digo… basta, quiero quitarme la venda de los ojos y comenzar a caminar con seguridad nuevamente. No quiero quedarme ciega; pero sobre todo: no quiero quedarme atrapada entre el amor y la soledad’

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Bah, me gustó el relato. Será un long-fic de 5 capítulos, disfruten ^^


viernes, 27 de marzo de 2009

Autofobia - Original.


Para: Retos ilustrados.
Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.
Autofobia.
(Miedo a ti mismo)


La codependencia era adictiva.

Él salía al traspatio y tú lo seguías cual perrito faldero, besando el piso donde caminaba, soportando sus infidelidades y desplantes: No te dabas tu lugar. Siempre en la cocina “Como buena señora” hubiera dicho tu marido. Sí, una buena señora, una estúpida señora.

—¿Llegaste a casa, cariño? —preguntabas cuando él te buscaba en la cocina. Nunca te dejaba sola a menos que se fuera con una que otra mujerzuela, o que se viera con sus amigos para ponerse ebrio y llegar a la casa: acusándote de infiel, te golpeaba y soltaba una sarta de blasfemias en tu contra.

—Sí —fue su estoica respuesta. Apretaste tu blusa rosada y lo encaraste con una bella sonrisa, tratando de aligerar la tensión creciente que había entre los dos.

A pesar de todos lo indicios, eras una fiel seguidora del patético ‘pégame, pero no me dejes’ Nunca impusiste tu palabra porque te aterraba que él te dejara a un lado.

—Marianne —dijo con voz ronca y te miró profundamente. Eso te dio un mal presentimiento, nunca en la vida que llevaron juntos lo habías visto tan…serio—, quiero el divorcio.

De la sorpresa te quedaste pasmada y comenzaste a temblar. Él te dejaría, no eran suposiciones erradas: permitiste que te manejara a su antojo para recibir como pago la indiferencia, no era justo.

—No —musitaste y corriste a abrazarlo—, por favor… no me dejes.

No querías estar sola, te temías irremediablemente a ti misma y necesitabas que alguien te protegiera; sin embargo nada podías hacer. Su decisión fue tomada y te dejaría sola.
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Bueno, no me gustó del todo. Dejen pastelitos.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

jueves, 26 de marzo de 2009

Tanatofobia - Original.


Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.


Miedo a morir.


Observaste la tumba blanca. Era de un aspecto tan perfecto y a la vez perturbador: Tan cálida y pacífica que envidiabas al que se encontraba dentro.

Pero la muerte aún no tocaba a tu puerta, y estabas eternamente agradecido por ello. La muerte no sería bienvenida en tu umbral. Era signo de soledad, amargura, falsedad… la muerte es la nada.

Una nada que no aceptarías jamás. Porque la muerte trae desgracias y lágrimas, llanto, separaciones. Corta los lazos de una familia, haciendo que los hijos se separen, o que los padres nunca vuelvan a estar juntos.

La muerte te lo quitó todo.

—Laila —musitas y deshaces entre tus manos una rosa roja. Ella amaba ver los pétalos caer; sin embargo nunca más volvería a deleitarse con esos vivos colores rojos, porque estaba muerta. Ese ente despiadado la arrancó de tus manos en el momento en el que más la necesitabas, justo cuando formarían una familia y el primer capítulo de su historia comenzaría a plasmarse en el pergamino de tus recuerdos.

La muerte es despiadada. Primero se te otorga todo, después te lo arrebatan de las manos, matándote lentamente. La muerte es horrenda, es aterradora.

A pesar de ello, le debes muchas cosas. Aún así, la muerte siempre será aquella alma vestida de diferentes formas, con diferentes rostros y circunstancias. Te perseguiría hasta que tu línea de vida se termine, hasta que las Moiras decidieran que tu vida culminaba. No dejarías que te arrancara nada más, no volverías a sufrir por su causa.

La muerte te hizo y deshizo a su antojo; pero tú la burlarías las veces que sean necesarias para evitar tu peor temor… Enfrentarla nuevamente cara a cara.

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Bah, la inspiración llama :3 Espero terminarlas antes de ser asesinada por mis padres o por un ratón radioactivo, lo que ocurra primero.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Claustrofobia - Original.


Para: Retos ilustrados.
Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.

Claustrofobia.
(Miedo a los lugares cerrados)



No era divertido.

—Cassidy —llamaste sin recibir respuesta. Sólo habías salido unos minutos al sótano; pero no contabas con que te encerrarían con llave en aquel lúgubre lugar —, no me gustan las bromas.

Sólo escuchaste sus risitas sofocadas al otro lado de la puerta, mofándose de tu situación.

—¡No es divertido! —gritaste y comenzaste a temblar. Las paredes se mostraron aún más densas de lo que eran cuando trataste de abrir la puerta y la encontraste cerrada.

Casi entras en un ataque de pánico al no encontrar salida. Las paredes te parecen más estrechas, y el aire se vuelve pesado: No tenías escapatoria. Corriste a golpear con todas tus fuerzas la puerta y gritaste desesperada, no deseabas estar allí. Te aterraba el no encontrar salida ante ese encierro.

Te dejaba vulnerable, indefensa ante aquellas paredes que te aprisionaban.

—Cassidy, ¡déjame salir! —las paredes se hacían más angostas cada segundo que pasaba y tu provisión de oxígeno se agotaba alarmantemente rápido. Necesitabas salir de allí y sentir la libertad de los espacios libres. Odiabas los lugares cerrados, tan angostos que parecía que nunca saldrías de ellos; le tenías miedo a los lugares cerrados.

—Cass… por favor, ya no juegues —tenías la frente empapada en sudor y tus manos temblaban incontrolablemente. Te costaba respirar. No aguantaste más, caíste al suelo produciendo un ruido sordo, perdiendo la conciencia. No reparaste en el momento en el cual la puerta se abrió, ni siquiera escuchaste los gritos de pánico de Cassidy cuando te encontró inconciente y temblando de pánico.

Sólo sabías que necesitabas escapar.

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La repetición del verbo "necesitar" es intencionada, deseaba ponerlo como una necesidad, no un deseo. Espero les guste :3
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Hafefobia - Original.


Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.
Advertencias: Incesto y leve lime.


Hafefobia.
(Miedo a ser tocado)


Tus manos se aferraron a tu torso desnudo. No querías que tocara ni un solo centímetro de tu piel; pero al parecer él si lo haría, en sus ojos se mostraba el deseo y las ganas de acariciar todo lo que estuviera a su alcance.

—Tranquila —dijo con voz ronca y sus manos presionaron tus pezones haciendo que comenzaras a hiperventilar y tiritaras de pánico.

Tienes miedo a ser tocada. Tratas de desprenderte de aquél cuerpo que te aprisiona, no puedes hacerlo ya que él es más fuerte y más grande.

—¡Suéltame! —gritas desesperada mientras intentas sacar las muñecas de entre sus manos. Él vuelve a dedicarte una mueca de deseo y decisión, no te dejará escapar—, somos primos… no es correcto.

No hacía falta nada más. Comenzaste a sollozar mientras hacías un esfuerzo desesperado por liberarte. Él, sin perder nada de tiempo, acarició con la lengua el lóbulo de tu oreja, tratando en un intento desesperado que tú también te excitaras. No funciona; pero tus sollozos se hacen aún más intensos cuando frota su palpitante entrepierna contra la tuya.

Gritas. No te importa perder el pudor y el respeto de tus tíos: eso es mil veces mejor a ser corrompida por tu propia sangre. No serías utilizada para satisfacer sus necesidades más bajas.

—¡Ayuda! —gritas y el simplemente cubre tu boca con la suya. Lloras y comienzas a patalear, sofocándote por el esfuerzo de gritar y escapar al mismo tiempo. No tenías salida, ni una posible escapatoria para huir de tu propia sangre, de tu familia… de tu primo.

Estabas atrapada y aterrada… ¿qué podría más?, ¿el deseo o el miedo? Lo sabías perfectamente, preferirías mil veces morir a ser ultrajada de ese modo.

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miércoles, 25 de marzo de 2009

Algofobia - Originales.

Para: Retos ilustrados.
Carta: Sólo para originales.
Tabla: Miedos 1° y 2°
Fandom: Original / Melancolía.


Algofobia.
(Miedo al dolor)


Abrazaste tus rodillas y te acurrucaste como una chiquilla, meciéndote en un fallido intento de encontrar consuelo.
—¡Sal! —gritaron del otro lado de la habitación y comenzaste a llorar incontrolablemente—, ¡maldita sea, no te podrás esconder todo el tiempo!

Y el estruendoso sonido de la puerta cayendo sobre el suelo te hizo temblar de pánico. Gritaste y gateaste hasta ocultarte bajo tu cama, tu padrastro no te podría alcanzar allí, no te haría daño como a tu madre: no te dejaría tirada en el suelo, desmallada después del tremendo golpe que atestó en su cabeza; tampoco te llamaría zorra ni te pegaría un bofetón.

—¡Vete! —gritaste y te alejaste de ese tipo. No te pondría ni un solo dedo encima, no te lastimaría y tampoco te causaría dolor… No.

Te aterraba el ser sólo una pequeña niña, vulnerable y frágil; no poder defenderte de tu cruel destino y marginación. Gateaste hasta acurrucarte en una esquina inaccesible y comenzaste a sollozar. ÉL lastimó a tu madre causándole un dolor inigualable, a ti no te haría lo mismo: No te tocaría ni un solo pelo, le tenías miedo a sufrir, a sentir tal dolor que murieras ahogada en llanto, en silencio; sin que nadie te recordara y con el punzante recuerdo de que sufriste horriblemente antes de cerrar los ojos.

—Maldita zorra —gritó y te tomó de los cabellos—, no cabe duda que eres igual a tu madre.

Te abofeteó y comenzaste a llorar mientras la sangre salía a borbotones entre tus labios. Te dolía más que cualquier otra cosa, no podías gritar y te ahogabas en un dolor agonizante.


El dolor te consumía, te asesinaba… te aterraba. El dolor no te dejaría vivir, te quitaría la capacidad de sentir algo más. El dolor te consumiría; pero tú no podrías ni podrás evitarlo.

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Bah, pronto empezarán los depresivos *observa sus relatos faltantes*

Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

lunes, 23 de marzo de 2009

Adormecerce - Death Note.




Carta: Sensaciones.
Tabla: Funciones del cuerpo / Adormecerse.
Fandom: Death Note / Melancolía & culpa.


Adormecerse.
[Death Note]



Los párpados me pesaron de manera agobiante. Incluso el tiempo me pareció irreal cuando mi corazón se estrujó de manera agonizante, avisando que algo inusual ocurría en mi sistema, dando paso al pánico por no haber cumplido mi cometido.

—Mierda —musité apretando fuertemente mi pecho, frotando el rosario que colgaba de mi cuello y pidiéndole clemencia a Dios.

No logré mi cometido final, y lo peor era que dejaría solo a Near en este caso… Él se llevaría toda la gloria, MÍ gloria al descubrir que existía un hueco en los planes “perfectos” de Yagami Light.

—Near —dije y el sentimiento de pena me invadió. Me adormecía lentamente, abandonando el último soplo de vida que le restaba a mi cuerpo, dejando atrás la última oportunidad de superarlo; pero…

¿Realmente deseaba el dulce sabor de la victoria? ¿Acaso había algo más?

Era tarde y me sentí idiota por ello. Yo no deseaba ganarle, necesitaba protegerlo de Kira y dejar claro que sin mí, no podía ganar. Hacerlo sentir insignificante en el momento en el que yo muriera; pero sobre todo, saber que yo le importaba tan siquiera un poco, sentirme necesitado.

Que se sintiera débil sin mí.

—Maldición, Near —murmuré entre dientes y mis párpados se cerraron por completo. La sensación de adormecimiento se extendió por cada una de mis terminaciones nerviosas, quitándome el último vestigio de vida—, lo lamento.

Y cerré los ojos con un pensamiento amargo nublando mi mente: No pude protegerlo a pesar de mis intentos desesperados. Un último latido desesperado provocó que mi actividad vital cesara. Listo, se terminó para mí, pero él aún tenía una oportunidad.

‘Aprovéchala’ rogué internamente, antes de dejar que le muerte me arrastrara entre sus garras.
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Tenía mucho tiempo si usar un fandom. Disfruten.

Novia abandonada - Original.


Para:Retos ilustrados
Carta: Retratos.
Tabla: Novia abandonada.
Fandom: Original/Melancolía.

Mentiras.
[Novia abadonada]



Tus preciosos ojos color caramelo se encontraban apagados, sin vida y sin luz, como los de una muñeca rota y desechada a la basura. El pulcro e inmaculado blanco de tu vestido de seda estaba alcanzando un color café negruzco, tapizando las flores bordadas en satín, con lodo y telarañas. Tu rostro se tornó pálido y sucio por el tiempo, las telarañas se entretejían con las hebras de tu polvoriento cabello castaño.

Abandonada, sola…muerta. Sin haber sido capaz de lucir el precioso vestido al caminar al altar, tampoco de proteger tus destaconados zapatos perlados cuando él te arrojó al suelo, desnucándote y acabando con tu vida.

A ti te gustaban sus ojos, a él le gustaban tu fortuna, tus joyas, tu casa y tu auto. Usada, así te sentías: él te había utilizado a placer para obtener todo lo que le podías dar, exprimiéndote como a una naranja, hasta dejarte seca.

Tú le diste todo: dulzura, amor, alegría, confianza. Él te pagó con el abandono y la muerte. Ahora ya no te podías lamentar. Tu despampanante belleza se perdió entre las motas de polvo, te encontrabas sola en ese cobertizo.
Eras una novia abandonada, sólo eso y nada más.
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No tengo mucha imaginación. Disfruten ^^

miércoles, 18 de marzo de 2009

Hagiofobia -Original.


Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Hagiofobia.
Fandom: Original.
Advertencias: Herejía y Ateismo.


Hagiofobia
(Miedo a los santos)


A pesar de que la decoración barroca de la iglesia era impresionante, no hacía que tu juicio cambiara. Uno a uno, los santos se encontraban apilados en una línea perfecta, como si estuvieran listos para enfrentar una batalla y te observaban como el blanco más fácil de alcanzar.
Todo un círculo vicioso de pequeñas figuras de cerámica, frágiles objetos que con un solo golpe podías destrozar, pues de todos modos, ¿quién tenía la certeza de que les dolería? ¿Acaso la mano de Dios te castigaría por destrozar a sus súbditos?

‘Dios no existe’ te recordaste y sonreíste ante la ironía de pensar tales cosas y encontrarte dentro de la “casa del señor”. Casi sueltas una carcajada de júbilo en medio del tumulto de personas fanáticas y obsesivas, ‘como si importara’ pensaste de modo despectivo, la religión era sólo una faceta más del hombre, el cual buscaba una excusa imponiendo dioses falsos para hacer creer a las personas que aún había esperanza.

Frunciste los labios en una mueca torcida, ¿y si los santos existían? No era algo muy relevante, pero te impondrían un castigo ante la blasfemia que cometes al negarlos. Siempre al asecho de las personas infieles, esperando a que la muerte los lleve encadenados ante las puertas del cielo, para que San Pedro les imponga el castigo de pudrirse en las llamas de infierno junto al ángel caído Luz Bella.

Ante esa suposición comenzaste a temblar, ¿qué harían contigo? ¿Te enviarían a ser torturada por los demonios? ¿Serías castigada por la corte celestial? Pero existía la posibilidad de que no se tomaran la molestia de juzgarte y te enviaran directo al purgatorio, o te dejaran abandonada en el limbo.

Les temes a los santos, tan frágiles como imponentes. Siguiéndote con sus pequeños ojos de cristal y buscando que te arrepientas de todos tus pecados. ‘Arrepentimiento’ pensaste y sonreíste con amargura; ¿cómo redimirse ante un Dios inexistente? Preferías pudrirte en vida antes de aceptar que las estúpidas historias contadas por los padres, pastores, obispos y toda clase de deidades eran verdad. ‘¡Que vengan los santos por mí!’ quisiste gritar, pero el pánico te consumía. Ellos siempre atentos, vigilándote… y calculando la gravedad de tus actos.

Si expusieras tus puntos de vista ante la antigua Santa Inquisición serías juzgada como una hereje, pero en la sociedad actual sólo serías calificada como una participante del Ateismo y tu castigo divino llegaría después de la muerte. ¿Qué es mejor: ser quemada en la hoguera y que tu alma se consuma en ese instante, o esperar a que los santos descarguen su furia en ti después de tu muerte?

Sabías la respuesta, preferías perder mil veces tu inexistente alma, a enfrentarte a esos falsos soldados de Dios.

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No sé, no me gusta del todo pero ¡Bah!
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Apeirofobia - Original.

Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Apeirofibia.
Fandom: Original.

Apeirofobia.
(Miedo al infinito)


Tus manitas se aferraron con vehemencia a la madera del barandal. No querías avanzar ni un paso más, te aterraba saber lo que habría después de esa espesa bruma en aquel puente interminable. Tal vez encontrarías fronteras nunca imaginadas por el hombre, o incluso nuevas y extrañas criaturas que habitaron la Tierra en silencio.

—Mami —susurraste—, no quiero.

Y ella sólo te miró con reproche, sus manos sujetaron tu muñeca con firmeza y fuerza, obligándote a avanzar.

—No seas cobarde, Mary —gritó y te jaló al otro lado del puente, haciendo que soltaras un ligero chillido de angustia y pánico—. No me obligues a cargarte y llevarte a la fuerza.

Sólo pudiste asentir y ponerte a llorar. Ella no lo entendería, nunca lo haría; pero eso no te incomodaba, lo único que deseabas era quedarte en el lado seguro del puente, donde sabías que pisar la suave y cálida tierra era seguro.

Avanzaron en un silencio quebrado solamente por tus sollozos, tratando de que tu madre comprendiera el terror que te embriagaba en esos momentos. ‘Quiero volver a casa’ pensaste y comenzaste a temblar al seguir sin ver el final del camino.

Te aterraba más que no descubrieras el final del sendero, que enfrentarte a criaturas desconocidas. Nada en este mundo era infinito, ni el universo ni nada. El pensar esas cosas era más que surrealista y tú no te podías dar ese lujo. Eras una niña pequeña, pero sabías que no tenías permiso de pensar que había algo sin final.

Temblaste cuando el extremo de sendero por el cual entraste desapareció entre la neblina, ahora no tenías lugar para echarte a correr cuando el final no apareciera y quedaras vagando de por vida junto a tu madre.

—Mami —volviste a susurrar e intentaste apretar su mano, pero sólo pudiste palpar la humedad y frialdad de la neblina—, ¡mami!

Nadie contesta. Estabas sola en ese sendero interminable, con la niebla, el miedo y la incertidumbre como tus compañeros de viaje. ¿Dónde estaba aquella que te obligó a caminar en aquel pasaje infinito?

Tal vez ella si encontró el final del camino, y fuera un castigo el que tú te quedaras atrapada en el infinito, en algo que nunca tendría final. Por más que llores nadie te escuchará.

Lo infinito no tiene principio ni tiene fin, sólo puedes quedarte allí parada, temblando de miedo y rogando por que la niebla desaparezca y encuentres el rostro preocupado de tu madre. Pero ella no está y la neblina te envuelve hasta que no distingues ni tu propio cuerpo.

Sola y desamparada: “Pobre criatura” hubiera pensado cualquier persona que te viera en ese estado, pero no había nadie y eso te dejaba sin salida. Te quedarías en ese lugar para siempre, o hasta que el infinito tenga un final…

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No sé, no me gustó tanto. Pero no tengo más ideas :P

Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

jueves, 12 de marzo de 2009

Miedo a vivir - Original.

Para: Retos ilustrados
Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Miedo a la vida.
Fandom: Original.


Miedo a vivir.


Incluso la atmósfera atrofiaba tus sentimientos. Te sentías como un parásito flotando a la deriva, sin un propósito base del cual sujetarse, sin algo que te aferrara a la vida.

‘Vida’ pensaste con aversión ‘Mejor dicho, patética vida’, complementaste y te sentiste vacía, seca y sola. Como el minúsculo punto que te representaba en la Tierra, tan miserable e insignificante como la existencia misma.

No tenías una mano fiel que te ayudara a salir a flote, i un alma se apiadaba de ti y te enseñaba el significado de aquello que te obligaban a experimentar por tu cuenta… porque tú no elegiste existir, no fue tu idea tener que pisar el mundo, compartirlo con miles de parásitos que disfrutaban el cruel tormento de abrir los ojos y enfrentarse al mundo cuando el sol salía por el horizonte.

—Enfermizo —escupiste con desprecio, como si fuera una blasfemia el pensar en lo que ameritaba respirar y que tu corazón continuara latiendo. ‘Vivir’ pensaste con desdén y tus manos abrazaron tus rodillas, como si quisieras mantenerte unida y evitar partirte en piezas. El vivir no es nada, incluso la muerte era una opción mejor, menos desagradable… menos aterradora.

Una idea que evitara que se te erizara la piel y comenzaras a sudar. ‘La vida no vale nada’ te recordaste a ti misma. Sí, era una opción vacía e inapelable; vives y punto, no puedes elegir el momento en el cual tu patética decadencia comenzará, y si culmina pronto o no tampoco está completamente en tus manos. Sólo puedes dar una pequeña ayudadita para que el tormento al cual te encuentras atada termine pronto, es tan fácil como presionar la opción de “apagar” en un televisor; fácil pero mediocre.

A pesar de querer terminar con este tormento, evitar despertar gracias a la luz del alba y olvidar como respirar; resultaría imposible elegir esa puerta. Puede que la vida no valga la pena para alguien como tú, que sea una miseria sentir el palpitar de tu corazón haciendo eco en tu interior; pero a pesar de que te aterre coexistir con las personas en tu entorno, debes hacerlo y no hay vuelta atrás.

Después de todo… vivir es un tormento, un fracaso, pero es tan natural como la muerte. Con algo de paciencia alguna de las dos culminará o comenzará desde cero, sin necesidad de forzar o acelerar las cosas, el tormento terminará algún día… sí, algún día.

Pero por el momento, no te queda más remedio que esperar a que aquella porquería que eres obligada a experimentar termine. La vida es algo frágil y corto, tan delgado como la seda y tan suave como el satín, tan delicado que tú puedes terminar con ella… a pesar de no contar con el valor necesario para lograrlo.

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Me salió algo “emo”, pero ¡Bah!... disfruten.

Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Cronofobia - Original.


Para: Retos ilustrados
Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Cronofobia.
Fandom: Original.


Cronofobia.
(Miedo al paso del tiempo)

El estruendoso Tic-Tac del reloj te hacía estremecer.

‘Tres meses de vida’ te recordaste y las lágrimas pugnaron por salir de tus ojos azules. Sólo tres meses para disfrutar la poca vida que te quedaba, para dedicarles una sonrisa a tus pequeños hijos. Sollozas, ¿cómo diablos les dirías que tenías el tiempo contado?

Mami —oíste que tu hija susurraba a tus espaldas. Las lágrimas de impotencia y resignación sacaban a flote las piezas que le quedaban a tu alma—, ¿por qué lloras, mami?

Y la ternura con la cual pronunciaba tu nombre aumentó tu dolor ¿Cómo podías dejar solos a tus pequeños angelitos? Podías evitar este tormento si los síntomas hubieran aparecido con anticipación. O por lo menos hubieras tratado la migraña que te atormentaba constantemente era indicio de algo más… indicio de tu inminente desenlace.
Lloras amargamente ante la mirada de tu hija más pequeña, ante sus ojitos confundidos y sus manitas tratando de consolarte, de encontrar la razón de tu amargura.

Eres demasiado cobarde como para decirle la verdad, te aterra el pensar que sólo te quedan unos cuantos días para disfrutar con tu familia, incluso menos del plazo establecido para tu muerte: Medicamentos, hospitalización y muerte.

Cáncer en su etapa Terminal, pero no cualquier cáncer; si no uno alojado en el cerebro, carcomiéndote la vida lentamente y asesinándote prematuramente. Arrancándote la alegría de ser madre y dejando a tus hijos en una orfandad prematura.

La vida es injusta, pero el tiempo lo es aún más… Tic-Tac-Tic-Tac, repiquetea de modo insultante, como si bailara una danza silenciosa al compás de sus manecillas; mofándose de tu desgracia.

Tic-Tac, canturrea el reloj en tu repisa, intentando arrullarte y dar fin a lo que te queda de vida… Tic, retumba en tus oídos quitándote el aliento y haciendo que las ganas de llorar aumenten. Tac, vuelve a sonar y comienzas a hiperventilar en un esfuerzo fallido por reprimir las lágrimas. Dolor, desgracia, vida y muerte; ¿cómo saber cuál es la opción más factible? ¿Cómo poder descubrir cual llegará primero a tu vida?

No hay manera, sólo el tiempo lo dirá.

Sí, porque el tiempo decide los giros de nuestro destino y también elige el momento en el cual la fina línea entre vida y muerte se rompe. El tiempo rige todo, y a la vez nada; sólo es una faceta más de la vida y esa misma cara de tu existencia, te arrebatará todo.

Maldito sea el tiempo, que silenciosa y lentamente va arrancando de tus manos lo más valioso para ti… tu familia.

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Una idea cliché pero linda, lo escribí en lugar de hacer mi tarea de Informática :P
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

martes, 10 de marzo de 2009

Soledad - Harry Potter.

Harry Potter no me pertenece.
Soledad.



Incluso para alguien criado por un mortífago, nunca buscó el poder.

Sencillo, solitario y poseedor de una inteligencia notable, incluso Darco Malfoy lo reconoció como su igual: No por la distinción de su sangre pura, no por su contacto con los mortífagos gracias a su padre… si no por su capacidad de destacar entre los pertenecientes a Slytherin, Theodore Nott es respetado y odiado por muchos.

Pero, ¿Qué hacía especial a este chico?

Su astucia y coraje para pertenecer a una casa tan competitiva y destacar, sus cualidades apreciadas en los servidores del que-no-debe-ser-nombrado, incluso su peculiar desinterés por grupos poderoso; todo en él era tan común y poco agraciado, incluso la manera en la cual se movía por los pasillos con un ligero aire de torpeza, dejaba una estela de misterio.


No era un Slytherin común, tampoco un aspirante a mortífago como lo fue Malfoy en su momento; era algo más. Algo diferente, innovador, que ni siquiera Slughorn pudo descubrir en su momento.

Un diamante en bruto cuya fuerza tardaría en ser descubierta, alguien que no se dejaría dominar por la falsa ética de su padre, ni por el terror que le produjo la muerte de su madre frente a sus propios ojos. No era la marioneta de nadie.

Malfoy lo respetaba por esa razón. Theodore Nott no era tonto, y no se dejaría manejar por los sucios planes de Voldemort; él no era monigote de nadie, no era un juguete de tirar y desechar cuando el momento oportuno llegara.

Él tenía la voluntad y dignidad que le faltó a su padre, aquella falta de dominio que lo llevó a Azkaban aquella noche en el ministerio de magia.

Lo que lo llevó a la cárcel por culpa del “señor oscuro”. No, él no cometería esos mismos errores.

No sería como su padre, no lo utilizarían como una marioneta más.


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¡Feliz cumpleaños y0!

viernes, 6 de marzo de 2009

Filofobia.


Para: Retos ilustrados
Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Filofobia.
Fandom: Original.


Filofobia.
(Miedo al amor)



Tus manos descansan en tu regazo de manera extraña, casi instintiva y tus labios se fruncieron formando una línea perfecta. De nuevo los veías pasar, agarrados de la mano y sonriéndose el uno al otro.

—Patético —musitas, pero tus ojos te delatan, ¿acaso una persona que piense que algo es patético lloraría? No. Pero te aterra verlo desde otra perspectiva, ver que otra persona tomaba sus manos y acariciaba su rostro; pero también te estremecía albergar esperanzas y perderlas de golpe… como siempre había sucedido.

¿Por qué le temes al amor? ¿Por qué le temes a ese sentimiento que muchos anhelan?

La respuesta es simple: porque el amor no es nada, es sólo un sentimiento hueco y vacío que te rompe el alma cuando llega a tu puerta ¿Amor o soledad? Un dilema, cualquiera de las dos puede aparecer y abandonarte; pero siempre van juntas, como si fueran partes de un todo que no pueden separarse. El amor trae soledad y cuando te acostumbras a ella, se va y el amor toca a tu puerta con nuevas caras, nuevos nombres, un sentimiento aún más intenso conforme vas madurando junto a tu vida.

Pero en estos momentos, te aferras a tu soledad como un niño a los brazos de su madre, evitas a toda costa hacer que el amor entre y se marche dejándote cicatrices irreparables.

— ¿Qué te pasa? — te pregunta aquel que te hiere obligando al amor a embriagar tus sentidos— ¿Annie?

No respondes, si lo haces tus fuerzas flaquearán y la soledad dejará de estrecharte con sus fríos brazos para dar paso a ese horrible sentimiento.

—Nada —y tu voz suena tan monótona y fría que él se sobresalta—, no me ocurre nada.

Una falacia tras otra son parte de tu propio engaño, de aquel velo que bloquea tus sentidos de cualquier sentimiento cercano al amor, de cualquier emoción que despierte esperanzas.
Esperanzas falsas que perderás cuando él se marche con su novia y te deje sola, como deberías estar en ese momento. Tus ojos se empaparon en lágrimas ante esa posibilidad.

Le tienes miedo al amor, al rechazo; pero tienes aún más miedo de perderlo y que él te olvide. Podrá ser tu mejor amigo y no sentir nada por ti, también odiarte cuando descubra tus sentimientos… por eso ocultas tus emociones, para mantenerlo a tu lado por todo el tiempo que sea posible.

Porque el amor es ciego, el amor te hiere, te mata y te transforma en otra persona. El amor no escucha razones y es egoísta, como tú al mantenerlo a tu lado.

Egoísmo puro al no dejar ir lo que no te pertenece y nunca será tuyo.

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Bueno, sinceramente me costó mucho escribirlo. Pero espero que esté bien, me dirán llorona, pero lo escribí con el corazón.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

Dementofobia.


Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Dementofobia.
Fandom: Original.


Dementofobia
(Miedo a la locura)




Los cojines blancos envuelven la sala de aislamiento. Aturdida y sola en esa habitación, sufriendo esa caótica ausencia de sonidos y de sensaciones. Demencia, te habían dicho.
Demencia. Pensaste con amargura, tus ojos recorrieron la habitación color blancuzco en búsqueda de algo más, algo que evitara aquella desazón que te carcomía el alma.

Sí, estabas loca; por lo menos eso afirmaban todos los especialistas que te trataron alguna vez en tu corta existencia, una existencia sin significado para ti. “Esa” existencia que tus padres te obligaban a vivir en un aislamiento.

La locura te estaba volviendo paranóica, psicótica y te hundía más en tu propio abismo.

— ¡Déjenme salir! —gritaste inútilmente. Nadie te escucha, no hay persona que pueda ayudarte a escapar de esa prisión, estás loca, ¿lo recuerdas? Sí, ¿no llega a tu memoria aquella imagen del colegio cuando saliste huyendo de tu aula, llorando y gritando como una desquiciada? ¿O esa vez en la cual una alucinación propició que intentaras atacar a tu madre con un cuchillo? Tal vez tú no lo recuerdes; pero ellos difícilmente podrán olvidarlo.

¿También olvidaste que la única culpable de la muerte de tu hermanito, eres tú? No.

Llorabas. Sí, te deshacías en lágrimas al recordar el sufrimiento en su rostro cuando le cortaste la garganta; ¿recuerdas sus gritos ahogados cuando seccionaste sus manos? Sí, los recordabas con tanta claridad como si él estuviera a tu lado, gritando por no morir, salvar su vida y evitar que su hermana mayor eliminara su existencia.

Pobre pequeño. Si tus padres hubieran sabido que tu demencia era tal que podías asesinar en un ataque de pánico. Créeme… Ellos ahora lo saben y lo lamentan tanto.

No recuerdas los motivos de tu enojo, ni la sonrisa en tus labios cuando su vida se consumió entre tus manos; tampoco el grito de tu madre cuando te vio salir de la habitación, observó tu mirada perdida y tus manos bañadas en sangre… Internamente lo disfrutaste, pero no estabas loca.

Estabas tan cuerda como yo, tan cuerda como para oír voces y tener alucinaciones. Pero no podrías aceptarlo.

Te aterraba, te aterraba el pensar que eras tú la causante de tanto dolor, de la muerte de uno de tus seres queridos, la desolación de la que alguna vez fue tu familia.

Le tienes miedo a la locura, tan sólo pensar que puedes cambiar en un instante…Todo es posible cuando estás mal de la cabeza.

—Ayuda —musitas y cierras los ojos. Es lo único que puedes pedir, ayuda; también es lo único que puedes obtener, ¿el perdón? No, tu madre nunca te perdonará porque estás loca y puedes dañarlos en lo momentos menos esperados.

Ayuda… es lo único que deseas; ayuda para poder enfrentar tu miedo y volver a ser la de antes.
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Listo, aquí el miedo a la locura. Disfruten ^^
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)