miércoles, 18 de marzo de 2009

Hagiofobia -Original.


Carta: Sólo para Originales.
Tabla: Miedos / Hagiofobia.
Fandom: Original.
Advertencias: Herejía y Ateismo.


Hagiofobia
(Miedo a los santos)


A pesar de que la decoración barroca de la iglesia era impresionante, no hacía que tu juicio cambiara. Uno a uno, los santos se encontraban apilados en una línea perfecta, como si estuvieran listos para enfrentar una batalla y te observaban como el blanco más fácil de alcanzar.
Todo un círculo vicioso de pequeñas figuras de cerámica, frágiles objetos que con un solo golpe podías destrozar, pues de todos modos, ¿quién tenía la certeza de que les dolería? ¿Acaso la mano de Dios te castigaría por destrozar a sus súbditos?

‘Dios no existe’ te recordaste y sonreíste ante la ironía de pensar tales cosas y encontrarte dentro de la “casa del señor”. Casi sueltas una carcajada de júbilo en medio del tumulto de personas fanáticas y obsesivas, ‘como si importara’ pensaste de modo despectivo, la religión era sólo una faceta más del hombre, el cual buscaba una excusa imponiendo dioses falsos para hacer creer a las personas que aún había esperanza.

Frunciste los labios en una mueca torcida, ¿y si los santos existían? No era algo muy relevante, pero te impondrían un castigo ante la blasfemia que cometes al negarlos. Siempre al asecho de las personas infieles, esperando a que la muerte los lleve encadenados ante las puertas del cielo, para que San Pedro les imponga el castigo de pudrirse en las llamas de infierno junto al ángel caído Luz Bella.

Ante esa suposición comenzaste a temblar, ¿qué harían contigo? ¿Te enviarían a ser torturada por los demonios? ¿Serías castigada por la corte celestial? Pero existía la posibilidad de que no se tomaran la molestia de juzgarte y te enviaran directo al purgatorio, o te dejaran abandonada en el limbo.

Les temes a los santos, tan frágiles como imponentes. Siguiéndote con sus pequeños ojos de cristal y buscando que te arrepientas de todos tus pecados. ‘Arrepentimiento’ pensaste y sonreíste con amargura; ¿cómo redimirse ante un Dios inexistente? Preferías pudrirte en vida antes de aceptar que las estúpidas historias contadas por los padres, pastores, obispos y toda clase de deidades eran verdad. ‘¡Que vengan los santos por mí!’ quisiste gritar, pero el pánico te consumía. Ellos siempre atentos, vigilándote… y calculando la gravedad de tus actos.

Si expusieras tus puntos de vista ante la antigua Santa Inquisición serías juzgada como una hereje, pero en la sociedad actual sólo serías calificada como una participante del Ateismo y tu castigo divino llegaría después de la muerte. ¿Qué es mejor: ser quemada en la hoguera y que tu alma se consuma en ese instante, o esperar a que los santos descarguen su furia en ti después de tu muerte?

Sabías la respuesta, preferías perder mil veces tu inexistente alma, a enfrentarte a esos falsos soldados de Dios.

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No sé, no me gusta del todo pero ¡Bah!
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)

2 comentarios:

  1. Quedó raro, es verdad, pero prefiero no opinar del tema ^^

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  2. Soy ateo y sufro como loco cuando entro a alguna iglesia.
    Estuve hace poco en Europa y no soporté entrar a la Madelene

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