Miedo a la oscuridad.
(Escotofobia)
(Escotofobia)
Tus manitas abrieron la puerta de la nevera intentando encontrar algo de comer, sabes que no todo en la vida puede ser dulces y chocolates; pero tu madre no pudo encontrar mejor momento para ir a su conferencia: Afuera llovía a cántaros, tu hermano estaba en casa y eso no te gustaba… él siempre encontraría una forma de asustarte.
Sí, una forma cruel para un pequeño de cinco años.
—Anthony —llamó tu hermano desde el vestíbulo—, cámbiate y ve a la cama.
Sí, acata la orden de tu hermano y hazme compañía… aquí te espero para acompañarte en tu suave letargo, envolverte con mis brazos y acunarte hasta el amanecer.
Tus pasos se vuelven lentos y dudosos. Acércate, mi pequeño y no me temas, duerme junto a mí y permite que te proteja.
Dubitativo, te detienes frente a la puerta de tu habitación mirándola fijamente; no dudes mi niño que yo no te voy a herir sólo quiero tu compañía y envolverte con mi cuerpo etéreo.
—Alexander… —susurras. Tienes miedo, lo sé y eso me alegra—, no me dejes sólo.
Tu hermano sólo bufa enfadado y decide ignorarte, estás solo y eso te aterra aún más. Entras a la habitación y enciendes las luces, todo con tal de alejarme de tí; esfuerzos inútiles si quieres mi opinión. Caminas hasta el rincón cuando repentinamente todo atisbo de luminosidad desaparece.
Un grito ahogado es lo único que sale de tu garganta, aquel gritito que sólo propicia el tenerte en mis garras con más rapidez. Tu cuerpecillo se acurruca en la esquina de tu habitación, temblando y llorando incontrolablemente.
Las risitas sofocadas detrás de la puerta hacen que la calma regrese a ti. La puerta se abre y las luces vuelven a estar encendidas, ahuyentándome y haciendo que vuelva a las tinieblas de la noche.
—Cobarde —dice Alexander riendo para volver a la sala. Fue muy cruel pero por lo menos ya pasó, estarás a salvo ésta noche.
Pero no para siempre…
Soy la sombra en tu ventana, el reflejo de la luna sobre el río, el manto estrellado que te cobija cada noche; soy la oscuridad que te aterra y te persigue en sueños.
Soy la nada que desaparece cuando enciendes la luz… pero vuelve después de que se pone el sol.
Soy tu peor pesadilla, y eso no lo puedes cambiar; estaré a tu lado hasta que concilies el sueño, arrullándote hasta el amanecer.
Sí, una forma cruel para un pequeño de cinco años.
—Anthony —llamó tu hermano desde el vestíbulo—, cámbiate y ve a la cama.
Sí, acata la orden de tu hermano y hazme compañía… aquí te espero para acompañarte en tu suave letargo, envolverte con mis brazos y acunarte hasta el amanecer.
Tus pasos se vuelven lentos y dudosos. Acércate, mi pequeño y no me temas, duerme junto a mí y permite que te proteja.
Dubitativo, te detienes frente a la puerta de tu habitación mirándola fijamente; no dudes mi niño que yo no te voy a herir sólo quiero tu compañía y envolverte con mi cuerpo etéreo.
—Alexander… —susurras. Tienes miedo, lo sé y eso me alegra—, no me dejes sólo.
Tu hermano sólo bufa enfadado y decide ignorarte, estás solo y eso te aterra aún más. Entras a la habitación y enciendes las luces, todo con tal de alejarme de tí; esfuerzos inútiles si quieres mi opinión. Caminas hasta el rincón cuando repentinamente todo atisbo de luminosidad desaparece.
Un grito ahogado es lo único que sale de tu garganta, aquel gritito que sólo propicia el tenerte en mis garras con más rapidez. Tu cuerpecillo se acurruca en la esquina de tu habitación, temblando y llorando incontrolablemente.
Las risitas sofocadas detrás de la puerta hacen que la calma regrese a ti. La puerta se abre y las luces vuelven a estar encendidas, ahuyentándome y haciendo que vuelva a las tinieblas de la noche.
—Cobarde —dice Alexander riendo para volver a la sala. Fue muy cruel pero por lo menos ya pasó, estarás a salvo ésta noche.
Pero no para siempre…
Soy la sombra en tu ventana, el reflejo de la luna sobre el río, el manto estrellado que te cobija cada noche; soy la oscuridad que te aterra y te persigue en sueños.
Soy la nada que desaparece cuando enciendes la luz… pero vuelve después de que se pone el sol.
Soy tu peor pesadilla, y eso no lo puedes cambiar; estaré a tu lado hasta que concilies el sueño, arrullándote hasta el amanecer.
-----------------------
Acepto golpes xD, así salió y espero que esté bien.
Dedicada a Emmanuel Montiel Martínez por darme las ideas... (¡Ya está! ¿Contento, Emm? ¬¬)
O.o orale esta...de miedo XD
ResponderEliminarlang
ResponderEliminarCada día das más miedo hija mía ^^
Te ha quedado hermoso, hablando del género del cual estás escribiendo.
Besos
Tu mami