miércoles, 25 de febrero de 2009

Paz, por fin paz - Original.




Para: Retos ilustrados
Carta: Oscurismo
Tabla: Sangre, suicidio y muerte / Paz, por fin paz.
Fandom: Original / Melancolía & culpa



Paz, por fin paz.

Repasaste mentalmente las últimas palabras de tu despedida “Lo siento”. Sonaban tan patéticas que te dieron ganas de reír, pero el nudo en tu garganta te lo impedía. No era la primera vez, pero sí sería la última.
Te levantaste de tu mesita de noche apagando las luces, saliste de la habitación y tomaste el abrecartas que escondiste bajo la puerta. “Lo siento” eran dos palabras mediocres, pero agregando un toque de dramatismo…

–Perfecto –musitaste con ironía. El arma rebanó profundamente la palma de tu mano izquierda; sería un cuadro conmovedor y macabro, si las cosas sucedieran según lo previsto. Con una sonrisa plasmada en el rostro entraste de nuevo a tu habitación cerrando la puerta con un ruido sordo; estabas lista para poner el punto y final en tu vida.


Utilizando tu propia sangre para manchar las paredes celestes del cuarto, casi con alegría delineaste con tus pálidos dedos ese par de palabrejas en un suplicio lento y tortuoso “Lo siento”.
Esta vez sería perfecto, tus cálculos estaban perfectamente diseñados y todas las piezas estaban en su sitio; incluso sabías la localización del último participante… El tercer cajón del lado derecho en el despacho de tu padre se encontraba aquella lustrosa arma que utilizaba tu padre para amenazar a los deudores, ¿Las municiones? Ocultas detrás de un florero en el vestíbulo.


Con aire de tranquilidad, buscaste el arma y la cargaste. El tener a un padre corrupto te facilitaba la huída, provocando a la vez que realizaras una ruptura limpia e indolora.
Taciturna y cohibida por el inminente final te colocaste bajo tu espectral obra de arte, tu despedida escrita en sangre. Con lentitud posicionaste el cañón del revólver sobre tu sien, llegaría en menos de un segundo sin brindarte el más mínimo atisbo de dolor.

–Lo siento –susurraste ates de jalar estrepitosamente el gatillo.

Ausencia a de todo: Sonidos, sensaciones… tu cuerpo cae sin vida sobre el suelo, aquel mismo lugar donde tu pobre madre lo encontrará dos horas después; la imagen que le espera no será para nada conciliadora, sobre todo con ese particular cuadro de despedida. “Lo siento”, esas palabras mediocres marcadas sobre tu cuerpo inerte en un final dramático.

Sí, tenías razón… todo fue perfecto, estúpidamente perfecto.

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Sí, muy cliché pero nunca se me han dado los suicidios.

1 comentario:

  1. Me das miedo... (Habló el del asesino en serie)

    Muy bonito, ya tengo tema para las pesadillas de esta noche.

    Hoy no estoy inspirado, lo siento ^^.

    Nos vemos.

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